miércoles, 26 de marzo de 2008

Once and again

Valolopez

¿Cuánto tanto puede traicionarse una mujer?
¿Cuánto tanto puedo tragarme mis propias palabras ante su imagen?
¿Cuántas veces puedo adorar de nuevo lo que algún día condené tras haber marcado el pavimento con mi lamento y ahora lamerlo?
No cabe duda que las palabras se las lleva el viento y de pronto soy yo la que se queda sin aliento; la que con amnesia, deja todo lo que construyó a duras penas para regresar a aquel hogar del que ya ni cenizas quedan.
Qué risible y patético será este cuadro cuando despierte un día sólo para saber que por tercera vez te has ido, que me has dejado una vez más en el olvido.
Ya no podré reprocharme, puesto que esta decisión la tomé bajo mi propio riesgo.
El fragante festejo de tu victoria sobre mis sueños será lo único que me quede a manera de consuelo pues habré vivido una vez más narcotizada por tus besos; habré dejado tu imagen más clavada en mis sesos, como la corona de espinas que marcará esta primavera que burlona, traspasa toda frontera de lo posible y lo imposible.
Y seguramente la cuenta regresiva ya está corriendo; son cada vez menos los instantes que me queden de tu cuerpo, sólo quisiera poder penetrar tu aliento, meterme cada vez más dentro de tus pensamientos hasta el día en que tu espíritu no te deje renunciar a este juego en el que ninguno de los dos podrá ganar.
Sólo así podré perdonarme a mi misma por tropezar tantas veces con la misma piedra.

1 comentario:

Minna dijo...

NENA... ESTO ES HERMOSO EN DIFERENTES NIVELES, EL DOLOR MAS QUE UNA INCOMODIDAD ES UN HABITO AL QUE A VECES RECURRIMOS SIN QUERER..... A VECES UNO MISMO PONE LA PIEDRA POR QUE YA NOS ENCARIÑAMOS CON ELLA....

PRECIOSO!... ME ENCANTA COMO ESCRIBES MUY A LO VALO