martes, 27 de mayo de 2008

Tú de noche

Valolopez

Ya se vino la noche
Dejo regada su estela de negrura por encima de mis ojos
Las luces que le acompañan son la marcha que me guiará al festejo
Fragante enfrentamiento entre la vida y la muerte
La vida que es la muerte después de lo que llamamos vida

Hice ya las pases con la suerte
Ni yo demandaré de ella nada, ni ella me jugará sus bromas
Cada quien en su camino
Reconstruyendo su pasado y forjando lo demás
Cada quien por su lado, tú en tus convicciones y tu decisión de seguir sin mí
Yo con mis alborotos, mi nostalgia y este humor que no me deja vivir

Tan fácil sería regresar en el camino por ti
Pero algo me lo impide
Es que ya no quiero estar ahí
La vida de novela no nos sienta bien
De un momento a otro las palabras ya no me vienen a placer

Ya se vino la noche
Dejó regada su estela de negrura por encima de mis ojos
Me deja ciega, sorda y sin hablar

Le pedí a la noche que ensombreciera tu mirar
Le pedí a la noche que no me dejara mirar
Le pedí a la noche que te trajera para mí
Para poder verte sin tocarte
Para hablarte sin ser escuchada
Para desearte sin tenerte
Para soñarte sin ser soñada

Y se vino la noche
y con ella viniste tú
Mientras me dure la noche
me durarás tú

La contradicción

Valolopez

¿Y qué hago yo aquí?
Tan absurda mi condición, aquí sentada, frente a la nada, perdiendo el tiempo, evadiendo la realidad en el sueño.
Paradójicamente, el sueño me presenta una realidad de la que también me deseo ocultar.

¿Qué se hace cuando no se tienen ganas de continuar?
Mis ojos no quieren enfocar silueta alguna, mis oídos ya no quieren escuchar voz ninguna.
Allá afuera hay vida; activa; sube, baja y grita
Aquí adentro hay recuerdos.
Aquí adentro hay espectros.
Aquí adentro soy sombra sin figura a la que obedecer.

¿Y qué haces tú?
No quiero pensar en pensar qué estarás haciendo tú.
Seguramente construyendo tus sueños, seguramente más ocupado como para reparar en mí.

¿Y qué debo hacer pues?
Esperar, esperar a que la vida se me esté acabando para entonces comenzar; yo misma propiciar un pretexto para luego lamentar
La falta de tiempo
La falta de sueño
La falta de ti
Arrastrarte hasta la orilla para luego dejarte ir y maldecir mi desgracia ante los dioses que se burlan de mí.

Y es que tenías tanta razón cuando me dijiste que eso de lo que estoy en busca reside en mí que me da pena ahora aceptar que eso es lo que quería yo de ti

Y si alguna vez dije que no quería lo que no podía tener, ahora me retracto; quiero todo aquello que no puedo tener
Te quiero y te puedo tener, luego ya no te quiero
Pero quiero seguir queriéndote; por eso te alejo

martes, 20 de mayo de 2008

Búsqueda

Ando en busca de la sensualidad, y me han dicho que tú la tienes bajo tu poder... creéme, no descansaré hasta que la encuentre, por lo tanto haré un recuento de tí.

Esa primera vez que te escuché leer, cuando tus palabras le daban vida a otras palabras, desde esa vez tu voz se quedó en mi memoria... y cerré los ojos y tu voz se quedó más dentro... y ahora, cada vez que leo ese poema, lo escucho en mi cabeza con tus palabras, me transporto y puedo hasta sentír tu aliento, puedo percibír tu nerviosismo y ese nulo propósito de transmitirme lo que sentías en ese momento. De aquí puedo derivar que la sensualidad está en tu voz.

Hay algo más que me llama la atención... tu barbilla. Hace unas semanas, cuando tuve la oportunidad de amanecer contigo a mi lado moví mi mano y me encontré con esa barba a medio crecer que hizo que mis poros se abrieran y mi respiración se agitara, pero tú estabas dormido y naturalmente no te diste ni cuenta. De aquí puedo creer que la sensualidad se encuentra en tu barba a medio crecer.

Tambien he mirado fijamente tus ojos... y creo que es lo más excitante que he hecho, pues es un placer oculto ante los demás, ellos creen que te miro como a un colega más, pero no es así. Mi mirada inexpresiva en esos momentos encierra demasiado, y apenas soy capaz de poderlo contener. Tu mirada es misteriosa, impenetrable, dura a veces, pero hay un brillo que la descubre dócil, tierna, sensible... amorosa. Creo que ese brillo es las sensualidad, pero para no errar seguiré reconociendote.

Tu piel... yo ya he probado su sabor y sentido su calor, ese mismo día que amanecí contigo, momentos antes tú me guiabas y yo me dejaba guiar, jugando a lo prohibido en la misma habitación donde los demás dormían. Ese fue nuestro secreto, aquella sesión terminó al momento en que la luz se encendió. La responsabilidad de guardar el secreto quedó sellada con nuestras miradas complices, con el roce de tu mano en mi espalda y mi mejilla siendo bendecida con el contacto de tus labios. La sensualidad está en tu piel y en todo lo que ese día me hizo sentír.

Me quedo con ese abrazo, con ese susurro incomprensible en mi oido, con esa aproximación tuya que me encendió de nueva cuenta, con tu cabeza en mi hombro al momento de dormirte, con tu mano en mi brazo cuando bromeas, con tu voz al decír lo que nunca dirías por tí mismo... me quedo contigo... con todo tu ser... y con cada sensación nueva que desatas en mí... me quedo con mis sueños diarios... y con mi sonrisa al despertar cada mañana.


Luis Carbajal

lunes, 5 de mayo de 2008

En la esquina

Valolopez

He hecho las maletas pues
Si, el equipaje está listo; lo tengo todo previsto: sol, lluvia, nieve, tempestades, desiertos.
Llevo suficientes provisiones para el viaje que puede tornarse largo y desesperado o probablemente corto y efímero.

Podré enfrentar definitivamente todas las estaciones; el fresco aire de abril, la incertidumbre del otoño y la calma de enero.
No me asusta lo que pueda pasar; estaré siempre a la altura de las circunstancias.

Estoy ya, pues, en la estación
Seguramente es el andén correcto, el horario perfecto, y con las maletas ya hechas no tengo tren que abordar

Espero sentada uno, dos, tres días; no preví enfrentar la soledad.

¿Dónde están pues el frío, el calor y los días de interminable hastío?
Aquí sólo veo gente y ruidos pasar
Siento como el viento sube y baja
No hay tren que abordar

Es menester esperar
¿Será prudente sacar una pancarta que diga "Espero"?
Espero lo que no sé que espero
Espero el día que espero

¿Acaso la vida no sabe que espero?
¿Acaso no se nota en mi semblante que desespero?
Ya no sé qué más esperar
Y sigo en la estación

El próximo tren ya abordó