domingo, 23 de diciembre de 2007

Que nada

Valolopez

-¿Qué?
-Nada, gracias. Lo he visto, ya estuve aquí hace tiempo, eso es todo. Y ahora esa sensación de perderlo todo, me remuerde haberlo tenido todo.
Que nada ha sido en vano, sólo el saber que… que el amor tiene que… regresar, eventualmente; no me he resignado a morir sola, muy contrario a lo que a todos los demás diga.
Ahora vamos al mar, quiero sentir que he salido de la ciudad.

Que nada hasta el fondo sin saber que no va a encontrar ni peces ni corales ni sirenas como en los cuentos de hadas; eso no existe.
Y se pierde en el mar de sus pensamientos, olvidando por un momento que está en compañía, aunque esa compañía fuera más a fuerza que por gusto propio.
Comienza a pensar en voz alta, ya no entre dientes, en susurros, sino a hablar como si se dirigiese a él
.

- ¿Qué has dicho?
- Que… nada, sólo soliloquios que suelo tener cuando me encuentro en una posición incómoda.

Él se la queda mirando en una enorme pausa como a un bicho raro, como si acabase de confesar un crimen.

-¿Pero por qué me miras así, apoco tú no hablas solo?

Más pausa, más desconcierto

-¡Ay ¿qué!?
-Nada.
-Grandioso, ahora me viene esa congestión en la nariz, como después de cada acto sexual consumido que tenía con él.

La mira de reojo

-Sí, otra vez él. Pero vieras que es más por costumbre que por otra cosa, no te creas que me la paso la vida comparando y recordando, fue un mero comentario así, random, no es para tanto.
Creo que nunca fue para tanto…(suspira)

Él piensa que es el momento propicio para anunciarle lo que desde antes de iniciar el viaje venía planeando…

-Que

Que voltea a verlo serenamente, con una ligera sonrisa tierna y sensual, casi imperceptible; ingenua y bella como era siempre, aún cuando despeinada y con la cara sucia.
De pronto, él siente un desaire causado por alguna extraña y desconocida razón. Se retrae.

-Nada

Y Que nada y se pierde entre las olas.

No hay comentarios: