viernes, 4 de enero de 2008

Agua

Valolopez

Cuando termine de contar y chasquee los dedos, despertarás.
Cinco, cuatro, tres, dos...

Todo es humo, no no, no es humo, es como neblina, es densa, es vapor, es fría y se oye agua.
Al fondo hay una cascada.
Quiero correr, pero temo estar a la orilla de un precipicio.
Tengo frío, tengo miedo, pero huele tan bien y ese sonido de agua me llama por ni nombre; como si lo tuviera en el pecho.

Esa es el ave.
El hermoso quetzal verde que alguna vez vi pasar. Quisiera ser ave y volar. Desplegar mis alas sin temor a nada, viendo la vida pasar bajo mis pies, detenerme en aquel frondoso follaje y contemplar la inmensidad de mi alma bendita.

HOLA

ni el eco me responde

Así debe sentirse la muerte. Sin tragedias, sin falsos acompañamientos, sin parafernalia. Solo yo y mi encuentro conmigo misma.

Es verde, es esmeralda, este verde que exalta mis pupilas. Es verde este ahora.
Estoy segura de esa cascada.
Esas piedras son probablemente lo más honesto que haya conocido en mi vida. Son lisas, redondas, sin pretenciones; se muestran tal y como son, peligrosas, si, pero no engañosas. Solo piedras.

Quiero llorar, correr, volar, hacer que mis lágrimas se fundan con el río portentoso que corre ahora bajo mi piel. Y me arrastra, es frío como mil navajas en mi vida, pero no duele tanto como los navajazos que recibí en vida.
Y es tan frío que poco a poco mis piernas se van deshaciendo, mis manos son ya inexistentes.
Un tronco.
Como tronco moriré; quieto y en paz, arrastrado hasta una gloriosa orilla para fundirme con la hierba.
Sólo mi voz interna se despide de mí.
No es cierto, no soy polvo.
Yo soy agua, yo fluyo, agua soy y en agua me convertiré, por los siglos de los siglos, amén.

...uno
Chaz
Despierta.



Fotografìas: cortesía de Rodrigo Jimenez Caballero.

1 comentario:

Jones Dark dijo...

Las imagenes y el escrito van muy de acuerdo, un bello escrito, como siempre