martes, 6 de noviembre de 2007

Intento

Valolopez Intenté correr atrás del sol; perseguirlo mientras huía presuroso de mí, la noche le pisaba ya los talones. En su inmensidad me di cuenta de mi error; no lo pude detener jamás porque nunca fue de mí. La ineficacia de los suspiros y las patadas que daban fuertes golpes en mi interior, ahí donde alguna vez estuvo el corazón, me recordaron de golpe la imagen maldita que cargo, como un estigma por mi crimen. Adivino en las nubes que esta noche será fría, más fría que cualquiera; mi cuerpo lo dejaré ahi, en la cama y yo me iré a viajar a otros mundos, que hay otros, pero están dentro de este. La isla que se aparece al frente no es desierta; fantasmas y almas penan y rondan la playa sin poder beber del agua que brilla como diamantes. Quisiera matar a cada una de ellas con mi cuchillo de obsidiana; de todos los espíritus hacer uno solo y ofrecerlo a los dioses como sacrificio. Ahora sé que ni eso te traerá de vuelta. Aquí abajo las cosas son tristes y duras; esta vida tiene aún algunos navajazos que darme. Mis huesos crujen como la silla que dejaste abandonada al pie de la ventana, meciéndose como para esperar tu regreso. Tu vida en mi regazo. Pero ya no lloraré. Haré tu recuerdo desmoronarse, tu vida lavarse como lavo mis manos de la tierra que pisé y que jamás olvidé.

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