Estimada Señorita con Ojos de Gato.

Hay cosas que no tienen explicación o a las que uno no quiere darle esa explicación. Yo por ejemplo todos los días reviso el continente que hay en mis ojos, tal vez esperando ver como ha crecido exponencialmente no sea que corra el resigo de salirse de mis orbitas. No deseo perderme ningún detalle.
Pero hay cosas que uno va dejando de hacer, quizás por la fuerza del hábito o la necesidad de acostumbrarse, como por ejemplo el de recordar el nombre de la persona a quien tanto se amo.
Hoy sin embargo, decidí sin dar ninguna explicación sentarme a mirarla pasar. Y es que quiero descubrir en su andar algo que me revele algo mas de Usted.
Mientras la espero aquí recuerdo que por salir de prisa deje olvidados los colmillos, es tan peligrosa la ciudad, ya sabe, tanto lobo con piel de oveja. Pero me entretendré planeando el sonido de su voz, porque no se como suene, que tal si suena como agua para un sediento o tal vez como café en la mañana. O nada de eso, y yo me este imaginando todo, hasta las lagrimas que derramo por quien ya se fue de su vida.
Aun no se como me acercare a su persona, si me mira llegar discretamente como para preguntarle algo sin importancia y en lugar de ver mi corazón con sus ojos como de gato, note mis grandes garras tan sucias. Ojala usted pueda mirar mejor en la oscuridad.
Tengo tanto que contarle, tanto que entregar.
Es tan peligroso decirle a alguien que tome de uno lo que quiera, para que después se despache demasiado y luego deje todo vacío.
Sigo aquí esperándola pasar Señorita, aunque ya es algo tarde y no ha pasado frente a mi. ¿Habrá sospechado que hoy vendría a mirarla pasar?
No, no quiero ni pensarlo, pero que impertinencia la mía, que tal que usted esta ocupada con otros labios y yo aquí planeando noches de ensueño.
Mejor me quedo aquí a mirarla pasar.